Sandra Serrano Psicóloga

Categorías
Blog

¿Qué son las emociones? ¿Cómo las experimentamos?

Esta vez vamos a dedicar nuestra entrada a las emociones. Las emociones, tanto positivas como negativas, nos acompañan en el día a día, permitiéndonos adaptarnos al entorno y a los que nos rodean. No obstante, a veces estas emociones nos incomodan o incluso llegan a generarnos un gran malestar, como sucede en el caso de la ansiedad. 

En este post os dejamos información sobre qué son las emociones, cuál es su función y sus características, con el objetivo de poder conocer más sobre ellas y, en nuestra próxima entrada, os ofreceremos algunos recursos y herramientas con los que poder aprender a manejarlas, validarlas, sentirlas…sin que esto nos genere un gran malestar. ¡Vamos a ello!

¿Qué son las emociones?

Una emoción es una respuesta psicofisiológica que se pone en marcha ante un estímulo externo (ruido fuerte) o interno (un pensamiento) y que nos permite adaptarnos a dicha situación de la mejor manera posible. Así, por ejemplo, si estamos cruzando la calle distraídos y de repente alguien toca el claxon, aparece la emoción de miedo que nos ayuda a reaccionar ante esa situación, evaluando el peligro y, en ese caso, cruzando rápido o retirándonos hacia atrás para no ser atropellados. En esta situación, la emoción de miedo, aunque no sea una emoción agradable para nosotros, nos ha ayudado a ponernos a salvo y evitar un peligro.

 

¿Qué características tiene una emoción?

Es un resultado biológico

Todas las emociones se originan fisiológicamente, es el organismo el que desencadena esta respuesta biológica de manera involuntaria, lo cual impide que podamos manejarla o evitarla voluntariamente, al igual que no podemos manejar de modo voluntario el latido de nuestro corazón.

Expresión emocional

Al interpretar todas esas señales físicas producidas por la emoción concluímos cómo nos sentimos en ese momento. Si siento la necesidad de aislarme, no hacer nada, llorar, un vacío en el estómago, concluiré que estoy triste. Si por el contrario siento tensión muscular, calor, ganas de gritar, concluiré que estoy enfadado. 

Estas emociones se expresan en nuestra conducta así como físicamente en la expresión facial, a través de la mirada, la sonrisa, la postura… permitiendo a los que nos rodean  ajustarse a nuestras emociones y que nosotros también podamos ajustar nuestra conducta a cómo se sienten los demás en una determinada situación.

Las emociones nos acompañan desde etapas muy tempranas de nuestra vida

Desde que nacemos, sentimos emociones aunque no podamos expresarlas, A medida que crecemos, la expresión emocional se va desarrollando, con la aparición de la sonrisa, la vergüenza… Ya alrededor de los 2 o 3 años somos capaces de mostrar empatía hacia los demás y comenzamos a reconocer las emociones básicas. Llegada la adolescencia, las emociones comienzan a conocerse en el contexto de la interacción social y a medida que crecemos vamos adquiriendo mayor conciencia de las emociones y aprendiendo a comprenderlas y relacionarnos con ellas. 

Las emociones tienen una función

Las emociones son adaptativas, desarrollan una función, sí, incluso las emociones negativas. Como vimos en el ejemplo anterior, la emoción de miedo se encarga de protegernos de los peligros que pueden aparecer en el entorno, mientras que la ira, por ejemplo, nos permite desarrollar de forma rápida conductas de defensa o ataque ante situaciones desagradables que nos generan frustración.

 

¿Qué emociones o grupos de emociones existen?

Existen innumerables emociones diferentes que pueden clasificarse según varios criterios. Dos de ellos son los más utilizados y serán los que compartamos a continuación.

Según el tono hedónico, es decir, el placer que experimentamos, se pueden clasificar en emociones agradables, desagradables o neutras. Así se consideran emociones positivas el amor, la compasión, la alegría, la ilusión, la comprensión… emociones negativas la tristeza, la frustración, la decepción, el enfado… y emociones neutras como la sorpresa. 

El segundo criterio según el cual pueden clasificarse las emociones hace referencia a la complejidad de las mismas. Así existe cierto grado de acuerdo en considerar la existencia de 6 emociones básicas, las cuales forman parte de procesos de adaptación, existen en todos los seres humanos, independientemente de la cultura en la que se hayan desarrollado y presentan una expresión universal y definida. Estas emociones básicas son la alegría, la sorpresa, la tristeza, la ira, el miedo y el asco. Por su parte, las emociones complejas surgirían de la combinación de estas emociones básicas y se verían más condicionadas por factores culturales. Así la frustración sería una emoción que aúna sensaciones similares a la ira, pero también a la tristeza.

 

¿Cómo se experimenta una emoción?

Las emociones presentan tres componentes diferenciados y la unión de éstos es lo que nos ofrece la experiencia emocional completa.

  • Componente cognitivo: este componente se relaciona con nuestra capacidad de comprensión, juicio, memorización y razonamiento. Esto nos permite evaluar de un modo más racional la situación y tomar decisiones conscientes frente a la situación que estamos viviendo. Además los recuerdos y experiencias vividas con anterioridad que son similares a la presente nos proporcionan información relevante en la que basarnos para evaluar nuestras decisiones y los resultados de las mismas. 
  • Componente fisiológico: en función de la emoción que experimentemos se activarán una serie de respuestas procedentes de diferentes sistemas del organismo: tensión muscular, presión arterial, ritmo respiratorio, temperatura periférica, sequedad en la boca etc. que nos prepararán de diferente manera según la respuesta que vayamos a llevar a cabo frente a la situación experimentada. 
  • Componente subjetivo: este componente se da de modo diferente en cada individuo en función de cómo éste interpreta los estímulos. Esta interpretación se basará en las propias experiencias y recuerdos que el individuo haya experimentado a lo largo de su vida así como en las cosas que para él son importantes o relevantes.   

Atendiendo a esto podemos presuponer que a veces las  reacciones emocionales se producen ante estímulos internos, como pueden ser pensamientos, lo cual da pie al origen de emociones frente a situaciones que no hemos vivido, si no que anticipamos o imaginamos. Un claro ejemplo se produce en las situaciones que nos generan ansiedad, debido a que tendemos a pensar cosas negativas que podrían pasar en el futuro, como por ejemplo “voy a suspender” o “me van a echar del trabajo”. En ese momento nuestro organismo también pone en marcha todo un mecanismo emocional que nos permite afrontar la situación, con la diferencia de que en este caso, la situación no está sucediendo realmente. En este momento, esas emociones pierden su función adaptativa, pues no existe una situación real que afrontar. 

Por este motivo, cuanto mejor conozcamos nuestras emociones, menos malestar nos generarán, pues podremos identificarlas correctamente, aceptarlas y validarlas, lo cual favorecerá también el buen mantenimiento de nuestra autoestima y satisfacción vital.

Para seguir aprendiendo más sobre las emociones, ¡no te pierdas las próximas entradas! Os dejamos un adelanto:

  • Inteligencia emocional
  • ¡Aprendamos a relacionarnos con nuestras emociones!
  • ¿Cómo se relacionan nuestro pensamiento, nuestras emociones y nuestras conductas?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Call Now Button