Es habitual que en el transcurso de nuestro día a día surjan problemas o situaciones que nos generen malestar. A veces estas situaciones se originan porque adoptamos problemas ajenos que no nos corresponden, porque nos es difícil gestionar cosas del pasado, por renunciar a nuestros sueños, por guardar rencores, por reprimir y no saber expresar nuestras emociones u opiniones, por no saber soltar lo que ya no existe, porque nuestros miedos nos paralizan y no nos dejan avanzar, por encontrarnos indefensos ante una situación sobre la que sentimos que no tenemos el control, por no valorarnos y cuidarnos a nosotros mismos…
En ocasiones intentamos buscar una solución a dichas situaciones, sin lograrlo, lo cual genera una gran frustración y desesperanza. En ese momento nos planteamos solicitar ayuda, y normalmente recurrimos a aquellas personas más cercanas a nosotros, como familiares o amigos. Ellos nos escuchan, aconsejan e intentan ayudar, pero a veces su buena voluntad tampoco es suficiente para aprender a manejar o resolver los problemas que nos están ocasionando sufrimiento.
¿Qué podemos hacer entonces? Llegados a este punto muchas personas se plantean poder pedir una ayuda más especializada, como la de un profesional de la psicología, pero surge la duda, ¿cuándo es conveniente acudir a un psicólogo? Si considero que mi problema no es “grave”, que forma parte de las dificultades del día a día y que no “estoy loco”, ¿realmente un psicólogo me puede ayudar? Es importante destacar que, cuando una situación nos genera un malestar o sufrimiento prolongado, hemos intentado solucionarlo sin éxito o simplemente nos paraliza el simple hecho de pensar afrontarlo, es conveniente poder solicitar ayuda. Si estás sufriendo, ¿por qué no trabajar en ti mismo y aprender a manejar dichas situaciones para dejar de hacerlo?
Tenemos muy claro que, cuando sufrimos un dolor físico o algo que nos ocasiona físicamente malestar, debemos acudir al médico porque él/ella nos puede ayudar a solucionar el problema. Pero en ocasiones lo que nos duele es nuestra manera de pensar, de interpretar, de sentir, nuestras relaciones sociales, lo que los demás esperan de nosotros, la autoexigencia…
A pesar de que acudir a terapia cada vez está siendo más normalizado, el hecho de que aún sea un tema tabú hace que nos surjan dudas y que a veces desconozcamos cuándo sería conveniente consultar con un psicólogo. También es normal que surjan inquietudes en torno a dicha idea, pues es algo desconocido para nosotros y sobre lo que no disponemos de demasiada información. Con el objetivo de poder despejar estas dudas sobre cuándo acudir al psicólogo, os dejamos a continuación unos ejemplos de varias situaciones en las que sería conveniente solicitar dicha ayuda.
¡Si te encuentras en alguna de estas situaciones, te recomendamos que des el paso de solicitar la ayuda que necesitas! Sabemos que no es fácil hacerlo pero es importante cuidar de uno mismo y trabajar en nosotros para conocernos mejor y aprender a manejar las dificultades que surjan de manera que nos ocasionen el menor malestar posible.
Comprendemos que existen también muchas ideas preconcebidas en la sociedad y que hemos interiorizado, sobre qué supone acudir a terapia. Para ello, intentando que podáis tener una visión más acertada y objetiva del trabajo que se realiza en psicología clínica, a lo largo de este mes publicaremos una entrada dedicada a tratar los Mitos existentes en torno a esta cuestión.
Además, si tienes dudas sobre la necesidad de consultar o no con un psicólogo o cómo un psicólogo puede ayudarte en una situación concreta, puedes contactar con nosotros y preguntarnos sin compromiso a través de redes sociales o a través de nuestro número de teléfono. ¡Es hora de cuidar de ti!