Sandra Serrano Psicóloga

Categorías
Blog

¿Cómo mejorar la autoestima?

Después de aprender qué es la autoestima y poder valorar si disfrutamos o no de una buena autoestima, ¡os traemos algunas recomendaciones para que podáis aprender a trabajarla desde casa!

Busca el origen

Es importante saber cuál es el origen de nuestra falta de autoestima, qué experiencias son las que han contribuido a ello. Por ejemplo, padres muy exigentes que no valoran nuestros logros, situaciones de acoso escolar, relaciones tóxicas en las que no nos hemos sentido valorados… son algunas de las situaciones que pueden dañar nuestra autoestima. Y, ¿Cómo encontrar este origen? Pregúntate hasta tres veces el “¿por qué?” de tus miedos. Por ejemplo: ¿Por qué me da miedo exponer en clase? Porque se van a reír de mí. ¿Por qué creo que se van a reír de mí? Porque no sé hacer nada bien. ¿Por qué creo que no sé hacer nada bien? Porque cuando era pequeño mis padres no valoraban lo que hacía y siempre me exigían más. ¡Enhorabuena! Has llegado al origen de tus miedos.

Afronta el miedo al fracaso y “simplemente” ¡Hazlo!

Normalmente, cuando algo nos produce miedo, tendemos a evitarlo. Esta es la solución más rápida y sencilla debido a que el miedo y la ansiedad desaparecen de modo casi inmediato. Sin embargo, a largo plazo es una conducta que puede perjudicarnos, pues el no afrontar las situaciones puede dañar nuestra autoestima. Así que ¡Afronta tus miedos! Ni siquiera se necesita un buen resultado para que la autoestima aumente, sino que la autoestima simplemente mejora por el hecho de afrontar las situaciones que desencadenan dichos miedos,  haciéndote sentir más capaz y seguro de ti mismo. 

Identifica tus fortalezas

Si nos paramos a pensar en las personas que nos rodean podremos observar que todas ellas poseen características que les hacen destacar positivamente en algo, puntos fuertes. Igualmente nosotros poseemos nuestras fortalezas, esas cosas que se nos dan mejor, a pesar de que a veces, debido a la falta de autoestima, no las vemos o nos cuesta mucho identificarlas. ¿Cómo puedo descubrir mis fortalezas? Aquí tienes un ejercicio que puede ayudarte: Piensa en 5 logros que hayas conseguido a lo largo de tu vida. Si te cuesta encontrarlos es porque seguramente estás minimizándolos, así que intenta pensar que esas cosas las ha conseguido otra personas, tu pareja, un familiar, un amigo. ¿Qué características son necesarias para alcanzar esos logros? Perseverancia, compromiso, creatividad… ¡Acabas de descubrir tus puntos fuertes!

Cambia tu diálogo interno

Cómo nos hablamos a nosotros mismos, es algo que tenemos interiorizado desde muy pequeños y de lo que no solemos ser conscientes. Cuando una persona tiene una buena autoestima su diálogo suele ser amable y positivo. Por el contrario, en aquellas personas con la autoestima suele ser crítico, exigente y culpabilizador. ¿Qué tenemos que hacer? Fíjate en cómo te hablas e intenta tratarte con más cariño y comprensión. ¿Qué le dirías a otra persona que viva la misma situación? ¿Serías tan crítico con ella? Por ejemplo: Llegas a casa y ves que has olvidado coger las llaves. Tu diálogo interno podría ser “siempre olvidas todo” “no haces nada bien” “mira la que has liado” “ahora vas a tener que estar molestando a los demás por tu culpa”. Si a tu amigo se le olvidaran las llaves y te lo contara, ¿le castigarías de este modo? ¿Qué le dirías a él? Intenta decirte las cosas que dirías a tu amigo y trabaja en cambiar ese diálogo interno poco a poco, ¡te sentirás mucho mejor contigo mismo! 

No te pongas expectativas y si lo haces, ¡Al menos que sean realistas! 

El crear expectativas es algo muy humano que en ocasiones nos ayuda a motivarnos. Pero, ¿Qué pasa si esas expectativas no se ajustan a la realidad? Es frecuente observar en personas que no tienen una buena autoestima que son muy perfeccionistas y autoexigentes, no toleran bien cometer errores y tienen la necesidad de demostrar constantemente su valía. Esto hace que nos podamos marcar objetivos inalcanzables, lo que hará que nos frustremos y castiguemos por no haberlos conseguido. ¡El problema no está en nuestra capacidad sino en las expectativas! 

¿Cómo mejoro esto? Intenta no ponerte expectativas o si lo haces que sean cosas alcanzables. ¿Crees que una persona puede estudiar 3 temas nuevos de matemáticas en 2 horas? Si el objetivo no es alcanzable quizá debemos ajustarlo más y descomponerlo en objetivos más pequeños. Quizá no puedo estudiar 3 temas nuevos de matemáticas en dos horas pero sí hacer 10 ejercicios del primer tema. Si pusieras la expectativa en estudiar los tres temas es muy probable que no lo consiguieras, no por falta de capacidad, casi nadie podría hacerlo. Si tu objetivo es hacer 10 ejercicios será mucho más alcanzable, te sentirás satisfecho y motivado para continuar trabajando en el objetivo. Incluso si te sobra tiempo puedes adelantar. En dos horas vas a llegar hasta donde puedas, la diferencia es que si te autoexiges demasiado aparecerá frustración y culpa y si no lo haces te sentirás satisfecho y orgulloso de tus logros. 

No des tanta importancia a lo que el resto pueda pensar

Pensemos en todas las personas que interactuamos en un día cualquiera. Nuestra madre, un profesor o jefe, amigos, la persona que nos atiende en el supermercado, el recepcionista del gimnasio, compañeros de trabajo, pareja… Cada uno de ellos nos conoce en un ámbito muy específico y tiene una información muy limitada sobre nosotros. Evidentemente nuestra madre o nuestra pareja tendrá más información sobre nosotros que el recepcionista del gimnasio, pero esta información se limita al ámbito en el que interactuamos con ellos. El jefe me conoce en el trabajo pero no en el ámbito familiar o de pareja. Mi madre me conoce en el ámbito familiar pero no en el de trabajo. Ahora bien, existe una única persona que te conoce, en todos esos ámbitos y en todos los momentos de tu vida. ¡Efectivamente, TÚ! ¿Cómo es posible entonces que tenga más importancia para tí la opinión de una persona que quizá te conoce sólo un 30% que la tuya propia? Intenta recordar que las opiniones de otras personas son eso, opiniones, pero eres tú el único que dispone de toda la información sobre ti mismo para poder juzgar eso de un modo más real.

Dale prioridad a tus emociones y necesidades

Cuando nuestra autoestima es baja, es frecuente tener la necesidad de agradar a los demás, miedo a que nos rechacen si no estamos de acuerdo con ellos… Esto hace que, muchas veces, dejemos nuestros pensamientos, emociones y necesidades en un segundo plano y demos  prioridad a los de los demás. ¡Es hora de cuidar de ti! Expresa lo que piensas, tu opinión también es importante. Respeta tus emociones, no tienes por qué esconderlas, compártelas. Escucha tus necesidades, si necesitas descansar porque has tenido una semana agotadora, pero tu mejor amigo quiere salir y te insiste mucho, intenta preguntarte, ¿qué necesito yo? ¿quiero salir o lo haría por no sentirme culpable o por no tener que enfrentarme a decir que no? Sé tú el que decide e intenta basarte en lo que es bueno para ti. Esto en ocasiones nos hace sentir egoístas, pero pensar en nosotros y en nuestro cuidado es algo positivo, y eso no significa dejar de lado a los demás ni sus emociones. 

Practica algún deporte

Existen numerosos estudios que evidencian que el hacer deporte de media intensidad aumenta la autoestima a corto-medio plazo. Además el deporte mejora el estado emocional y nos permite trabajar en nosotros mismos y dedicarnos tiempo. No importa qué deporte sea, elige el tuyo y ¡ve a por ello!

Esperamos que todas estas estrategias os ayuden a aumentar vuestra autoestima y recordad que ¡Todo aprendizaje requiere práctica! Cuanto más practiques más interiorizarás todo esto y verás como tu autoestima, poco a poco, irá creciendo. Con paciencia, date tiempo, ya sabes, sin exigencias y con expectativas realistas. Además si consideras que necesitas ayuda para poder realizar todos estos cambios, estamos aquí para ayudarte, no dudes en contactar con nosotros.

Call Now Button